No cabe duda de que los dos últimos años han resultado convulsos en todos los sentidos, pero para Reino Unido, el Brexit ha sido un gran desencadenante de la deteriorada situación de su mercado del arte.
Tomando como fecha de referencia el 1 de enero de 2021, el fin del “periodo de transición”, Reino Unido abandonó finalmente la Unión Europea y con ella la libre circulación de mercancías. Ello, como pudo anticiparse, ha derivado en notorias dificultades en para el transporte de obras de arte entre Reino Unido y UE aumentado los plazos y dificultando la logística de envíos y seguros. Del mismo modo, la fiscalidad del mercado también se ha visto afectada tras la vuelta a los elevados impuestos de importación y a la extensa burocracia que los acompañan.
El Gobierno británico ha tenido que hacer grandes esfuerzos para adaptarse al marco regulador del mercado en los últimos dos años, con especial atención a la recientemente actualizada normativa de blanqueo de capitales. Todo ello, no ha resultado indiferente a las empresas, para quienes también ha supuesto una inversión económica.
Además, el hecho de que Reino Unido haya llegado a tener hasta tres primeros ministros en este último año 2022 -y siete Secretarios de Cultura en los últimos seis años- no ha ayudado a que las cuestiones primordiales tras el Brexit en el mercado del arte como el exceso de papeleo, la logística y los aranceles adicionales se resuelvan o que, por lo menos, allanen el camino a los agentes del mercado. Según fuentes de The Art Newspaper, Hugo Barclay, director de las tres Affordable Art Fairs del Reino Unido, afirma que la asistencia de público extranjero ha descendido un 30% desde que el Reino Unido abandonó la UE.
Por el contrario, en una nota más positiva, los lobbies del mercado continúan ejerciendo presión cobre cuestiones fiscales, especialmente solicitando una reforma de los impuestos y aranceles de importación.
Tras el Brexit, una de las cuestiones que volvió a ponerse sobre la mesa fue la histórica competencia entre Londres y París como las capitales europeas dominantes en el mercado del arte. Desde hace años Londres lideraba el mercado europeo, pero la celebración de la feria Art Basel en París en su edición de 2022 ha hecho que París sea el punto de mira, desafiando el liderazgo y el lugar que ocupa (¿u ocupaba?) Londres.
Después de la feria, la publicación del informe Art Basel/UBS Global Art Market refleja cómo el valor de las obras de arte y antigüedades importadas al Reino Unido han disminuido notablemente, a casi la mitad del valor que tenían en 2019, antes del “periodo transitorio” del Brexit. El mismo informe confirma que el Reino Unido ha descendido de la segunda a la tercera posición en jerarquía mundial en el mercado del arte, con un descenso en su cuota total de un mercado del 3%, alcanzando incluso un mínimo histórico del 17% de la cuota de mercado mundial.
Por el contrario, a pesar de la caída que sufrió en 2020 el mercado francés, éste continúa repuntando desde el pasado año 2021, situando al mercado en su punto más álgido de la última década, con un aumento del 28% en el mercado de las subastas, particularmente fuerte en Francia. Atendiendo a otros mercados europeos, países como Alemania, España e Italia también registraron un gran crecimiento.
Por otro lado, las ventas online de las casas de subastas y la retransmisión de estas están generando nuevos vacíos legales tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea. El streaming permite que un lote en subasta pueda comprarse y venderse simultáneamente en distintos mercados, dando pie a oportunidades de arbitraje fiscal.
Desde el prisma de la propia producción artística y el mercado del arte contemporáneo, las dificultades para la libre circulación de artistas y productores culturales también se ha visto afectada, complicando la posibilidad de hacer una residencia, formación o contrato dentro de Reino Unido al ser ahora requisito indispensable la emisión de un visado.
Lo mejor que podemos esperar es que, algún día, el mercado del arte se una a otras industrias transfronterizas en apuros y se pueda reanudar la actividad como antes, dentro de algún tipo de acuerdo previo al Brexit.